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por Wilmar Castillo
Despues de la emisión del Consejo de ministrxs, el pasado 04 de febrero. El presidente Petro, ha girado más hacía la derecha, al defender sus aliados del Partido de la U (partido político representante de la oligarquía tradicional colombiana) y señalar de sectarismo a los miembros de la izquierda-progresista del gabinete, quienes expusieron sus críticas a los represententantes de la U (1). Ahora, este suceso puede responder al manejo militarista de la Emergencia Humanitaria por parte del gobierno nacional en los territorios de Colombia. Actualmente, en unos departamentos las Fuerzas Militares (FFMM) del Estado junto a bandas paramilitares combaten al Ejército de Liberación Nacional (ELN), en otros donde no hay confrontación con esa guerrilla, buscan consolidarse más con la excusa de combatir a grupos armados ilegales como las disidencias de las ex-Farc-ep, con panfletos amenazantes firmados por paramilitares, o panfletos de supuestas estructuras del ELN y servicios de asesoramiento en seguridad por parte de exmiembros de la fuerza pública, a gobiernos departamentales.
El actual episodio de la guerra en el Catatumbo (Norte de Santander), sigue exponiendo la tradicional forma de resolver por la vía militar el conflicto social de un territorio por parte del gobierno progresista, ignorando el histórico tejido social y sus propuestas de solución integral del territorio (2). Así mismo, el municipio de Argelia, en el Cauca, tuvo el mismo tratamiento (3); en Arauca no pasa algo diferente, igualmente en el Chocó. En estos departamentos se justifica la guerra por la existencia de grupos armados ilegales que se disputan el control de negocios ilegales, dejando de lado las propuestas de las comunidades, para resolver de raíz las causas de ese conflicto armado que es efecto del histórico abandono estatal. Una vez más, el gobierno nacional repite las soluciones militares (corto plazo) y no implementa soluciones con la gente y sus propuestas (largo plazo).
Sin embargo, preocupa también la otra cara de la estrategia estatal, aquella donde se implementa el terror sicológico y mentiras mediáticas para justificar el incremento de fuerza pública, la contratación de asesores militares, que en últimas responde al objetivo de seguir controlando militarmente un territorio. Así pasa en los departamentos del Tolima, Caldas y Antioquia. La principal herramienta aquí son las bandas paramilitares, con diferentes nombres aplicados según el contexto.
En el caso del Tolima, no existe el ELN. Pero las disidencias de las ex-Farc-ep, sí. El Estado ha capturado y asesinado a miembros de estos grupos armados, como también ha regado panfletos firmados por paramilitares (águilas negras) o por supuestas estructuras del ELN, amenazando a las comunidades y sus liderazgos sociales, ambientales y comunales (3). Se crea un ambiente de miedo y terror exarcebado en los campos y ciudades, para lograr la legitimidad social de las comunidades frente a los uniformados legales. Así mismo, ocurre en los departamentos de Caldas y Antioquia, donde un supuesto comunicado del ELN, informa su llegada a dos municipios del primer departamento y a un municipio del segundo; teniendo en cuenta que en Antioquia, coexisten diferentes bandas paramilitares con diferentes niveles de control territorial (4), y en Caldas, por el contrario, es un territorio que el conflicto armado no ha tocado, aproximadamente desde la firma de La Hababa en el 2016, y se respira una relativa calma en materia de orden público.
Podría decirse entonces, que el mantenimiento y uso de grupos paramilitares en los departamentos donde no se enfrentan con el ELN, sirven para garantizar la presencia y fortalecimiento de las FFMM, y así copar el territorio nacional en el estado de guerra estatal permanente, donde el miedo y el terror infundado es la principal arma sicológica entre las poblaciones, para que apoyen y saluden con el pulgar arriba a cada uniformado que camina por el barrio y la vereda. Ahora bien, el estado de guerra permanente estatal se agudiza cuando se contratan a exmiembros del ejército nacional para “asesorar” en el tema de seguridad a una gobernación departamental, como el caso del Tolima, en donde el cuestionado exgeneral Eduardo Zapateiro tiene esta función (5).
Con o sin uniforme militar, siguen teniendo un papel influyente en la maquinaria de guerra estatal. Porque, al igual que Zapateiro, las conocidas “reservas activas” del ejercito nacional o de la policía nacional, también son usadas para determinadas acciones contra focos de protesta social en las ciudades capitales como Ibagué (Tolima), Cúcuta (Norte de Santander), Bogotá (6). Contra estos actores de civil, no ha habido pronunciamiento por parte de Petro (ni en su cuenta de X ni en algún discurso público), que rechace o ponga en duda ese accionar que se mueve entre lo legal y paramilitar.
Entonces, al hacer una comparación entre estos escenarios del conflicto social y armado en Colombia, se pueden tener algunas conclusiones, que no dejan bien parado al “gobierno del cambio” e imponen más retos de lucha y resistencia a las comunidades:
- Que “cada tiesto tiene su arepa”. Sea para el ELN o para un grupo organizado de artistas, se le tiene su contingencia.
- Que aunque el militar se vista de seda, militar se queda. No importa si cuelga el uniforme para gozar de su pensión, ese exmiembro de la fuerza pública no cuelga su doctrina del enemigo interno en el chifonier, por el contrario, seguirá implementado esa doctrina vestido de civil, alineado política e ideológicamente con los sectores de derecha y clanes familiares regionales.
- Que Petro cedió aún más ante los intereses de la oligarquía colombiana, al dejar y defender a representantes de esta clase en su gabinete ministerial, facilitando el control territorial local y departamental que la derecha impuso en las elecciones de alcaldías y gobernaciones.
- El “gobierno del cambio” también cree que la paz en Colombia se logra, con plomo y rendición.
- Que las comunidades, son vistas y tratadas para aplaudir discursos presidenciales, recibir acríticamente ayudas sociales del Estado y no participar directamente en el ejercicio de gobierno territorial y mucho menos en la solución política del conflicto social y armado.
NOTAS:
1- https://www.infobae.com/colombia/2025/02/07/sin-despedirse-de-nadie-y-molesto-asi-salio-petro-del-polemico-consejo-de-ministros/
2- https://www.colombiainforma.info/organizaciones-sociales-del-catatumbo-denuncian-incumplimientos-del-gobierno/
3- https://cnacolombia.org/con-panfleto-amenazan-a-lider-del-cna-en-el-norte-del-tolima/ ; https://www.ecosdelcombeima.com/judicial/nota-162922-denuncian-la-presunta-aparicion-de-panfletos-de-las-aguilas-negras-en-la
4- https://public.tableau.com/app/profile/fundaci.n.paz.y.reconciliaci.n/viz/PresenciaEAIenAntioquia2024/Antioquia ; https://indepaz.org.co/informe-sobre-presencia-de-grupos-armados-en-colombia-2021-2022-1/
5- https://movimientodevictimas.org/rechazamos-la-designacion-del-exgeneral-eduardo-zapateiro-como-asesor-de-seguridad-de-la-gobernacion-del-tolima/
6- https://www.facebook.com/elirreverenteibague/videos/atenci%C3%B3n-a-esta-hora-un-colectivo-de-personas-pintan-el-mural-del-puente-del-%C3%A9xi/1298830148023105/