por Pablo Jofré Leal
En estos días he publicado un artículo en diversos medios internacionales dando cuenta del peligro que representa para la humanidad la alianza de criminales y genocidas representados por el mandatario estadounidense Donald Trump y el convicto primer ministro nacionalsionista Benjamín Netanyahu.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, con respecto al primer mes de gobierno de Donald Trump, afirma tajantemente que el blondo multimillonario de origen alemán y escocés debe comprender que sus votos, para lo cual fue electo para gobernar, están circunscritos a un país llamado Estados Unidos
Efectivamente, el mandatario brasileño, de fuerte influencia en Latinoamérica afirma que Trump fue elegido para administrar Estados Unidos, no para mandar en el mundo. Lula dice respetar la elección del mandatario estadounidense, elegido presidente por el pueblo estadounidense y no por las sociedades del mundo y debe mantener entonces, relaciones democráticas y civilizadas con el resto del planeta.
Declaraciones efectuadas en el marco de la conferencia de prensa en Washington por Trump y Netanyahu, la cual considero una de las más detestables que haya tenido la humanidad en los últimos años. Un evento mediático que tuvo como anfitrión a Trump junto al criminal de guerra y primer ministro del régimen nacionalsionista israelí, donde Netanyahu fue invitado, no sólo para mostrar y evidenciar la protección con la cual cuenta el genocida, sino también como una clara provocación a la determinación de la Corte Pernal internacional (CPI) de ordenar la detención internacional del convicto y criminal político sionista.
Lula criticó con dureza el plan de Trump de vaciar Gaza de palestinos y asumir el control del territorio. Para Lula, esta idea es desquiciada. «¿Y los palestinos, a dónde van?» se preguntó Lula da Silva, calificando la ofensiva de Israel sobre Gaza como un genocidio. «No tiene sentido que Trump se reúna con Netanyahu y diga: Vamos a ocupar Gaza, recuperar Gaza y vivir en Gaza. ¿Y los palestinos, a dónde van? ¿Dónde vivirán? ¿Cuál es su país? Es algo prácticamente incomprensible para cualquier ser humano» (1)
Palabras del mandatario brasileño, que da cuenta de la conducta arrolladora en el plano internacional que lleva a cabo Trump en esta segunda administración, visualizada como una locomotora a toda máquina, sin frenos, con deseos de arrasar con todo lo que signifique oposición a la política hegemónica que desea ampliar en el conjunto del planeta. Capaz de mostrarse como una especie de V Reich, ansioso de dominar el mundo, de descuartizar a quien se le ponga por delante, que visualiza su mentalidad transaccional y castigar económicamente al que no ceda a sus pretensiones dictatoriales.
Conducta trumpiana que, en el caso de Palestina, expresa el delirio y la megalomanía de este mandatario, que llama a expulsar a los palestinos de Gaza, y que Egipto y Jordania sean los destinos de la población de Gaza. Un proyecto de Trump, junto al sionismo israelí para convertir a Gaza en una especie de Riviera francesa: con hoteles, residencias para acaudalados, casinos, paraíso fiscal u otros delirios que a este multimillonario se le cruza por su cabeza cuyas sinapsis unen dólar con dólar.
Las bases para sostener que hay planes para el desplazamiento forzoso de la población palestina son evidentes y parte de la política de ocupación, colonización y exterminio de la población palestina. Reitero, reafirmado por Trump en estos días, quien reseña supuestas conversaciones con dirigentes del mundo árabe para expulsar a la población palestina de sus tierras, en la misma línea argumental respecto a lo que está aconteciendo en Cisjordania. Es un plan político militar genocida y contrario a todas las leyes internacionales. Un nuevo Plan Dalet de 1948. (2)
Lula ha advertido, igualmente, sobre el tipo de personajes que rodea a Trump, con relación a la pléyade de “súper ricos” quienes se autoidentifican como dueños del mundo como es el caso de Elon Musk: admirador del régimen nacionalsocialista, la ultraderecha alemana a la cual apoya y al régimen genocida israelí. Lula señala claramente que algunos creen que “pueden ser dueño de la comunicación mundial y hablar mal del mundo a toda hora, interfiriendo en las elecciones que se dan en el planeta”.
Trump y Musk, Hitler y Goebbels, Netanyahu y Hagari el portavoz del ejército SS – soldados sionistas. Todo ellos convencidos que había que mentir y hacerlo hoy una y otra vez, y volver a hacerlo pues algo queda, y aquello es suficiente para nublar las mentes y concretar sociedades sordas, incapaces de ver y expresar opiniones en contrario frente a las injusticias. Una realidad, que más allá de expresar denuncias, tenemos que contender con esta política destinada a desestabilizar el planeta, que nos debe obligar a tomar acciones, a encabezar proceso de debates entre las naciones, en las organizaciones internacionales, que sufrimos los embates de desprecio por parte de Trump y los suyos.
Efectivamente, los organismos, instituciones públicas, privadas, como aquellas de corte multilateral son blanco de ataques diarios de aquellos que, como Trump y sus aliados ideológicos, menosprecian el trabajo colaborativo destinado a generar bases de un mundo en balance, multilateral y que ponga fin a la nefasta unilateralidad surgida tras la caída de la ex URSS y la instalación de un nuevo orden internacional encabezado unipolarmente por Washington. Donald Trump dispara a la bandada y no ha dejado pájaro con cabeza: La Organización de Naciones Unidas (ONU), instituciones como al Corte Penal Internacional, (CPI) la Organización Mundial de la Salud (OMS) las organizaciones de apoyo a Palestina, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
USAID al paredón
Un listado que suma, incluso, a instituciones ligadas al propio poder mundial estadounidense, como es el caso de la llamada Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) y definida por el asesor de Trump para la llamada eficiencia gubernamental, Elon Musk, como una “organización criminal”. Claro está que sin dar cuenta de lo que la USAID ha sido en materia de punta de lanza del imperialismo en el mundo en los últimos 60 años. No habla de esos crímenes.
Una USAID, que desde su fundación a manos del asesinado presidente estadounidense John Kennedy el año 1961, estuvo involucrada, además de políticas de apoyo en áreas sociales, como tapadera en cuanto golpe de Estado, desestabilización y procesos de ruptura institucional se dio en Asia, África y América Latina. Contrariamente a lo que se podría pensar, gobiernos que reciben ataques de Trump, han señalado que el cierre de USAID es positivo, como es el caso del mandatario colombiano Gustavo Petro y de la presidenta de México Claudia Sheinbaum. (3)
No podemos olvidar, en este recuento, cómo la USAID con respecto a Venezuela, desde el triunfo mismo del fallecido presidente Hugo Chávez, financió cuanto organismo e institución se presentó como opositor al chavismo. Se ha dado a conocer que, en los últimos años, ya con el presidente Nicolás Maduro, la radical y ultraderechista oposición venezolana recibió subvención de la USAID en un trabajo conjunto con organismos de inteligencia estadounidense y, por tanto, el pleno apoyo de las administraciones estadounidenses, por más de 200 millones de dólares. Esto, sólo el año 2023. ¿El referente y destinatario de ese apoyo ilegal? El autodesignado presidente Juan Guaidó y su núcleo de hierro convertidos hoy en millonarios con inversiones y depósitos en países como España, Estados Unidos y paraísos fiscales. Efectivamente la USAID es una organización criminal.
En Cuba, por ejemplo, la USAID se ha empleado a fondo en el apoyo a la oposición al gobierno, normalmente mediante la financiación de grupos que denominan prodemocracia con sede en Miami. Esto, desde el mismo nacimiento de este organismo golpista y desestabilizador, por el cual muchos rompen en llanto hoy pues bien saben que la teta que les daba de mamar dejará de ser exprimida. Pero ojo, que no se trata de un mérito de la administración Trump, que sólo saca de circulación a la USAID, porque los fondos destinados a desestabilziar los países, apoyar golpes de Estado, revoluciones de colores y apoyar en forma activa a regímenes genocidas seguirá siendo prioridad de Washington por otras vías, de tal forma de mostrar que son una administración de llevar a cabo decisiones impensadas.
Para Trump, la USAID es parte de una cultura de radicales lunáticos. Para Musk el cierre de USAID debe ser definitivo porque se ha hecho evidente que “No es una manzana con un gusano adentro. Lo que tenemos es un balón de gusanos del cual hay que deshacerse con todo”. (4)
Medios internacionales han dado a conocer acusaciones gravísimas respecto a la USAID, pero… ¡ojo! deben entenderse en clave de una institución que actúa al amparo del imperialismo estadounidense. Ha trascendido que USAID financiaba el 80% de los medios de comunicación en Ucrania, como sostén del régimen neonazi de Zelensky y en apoyo a las políticas intervencionistas de Washington y eso no se eliminará, sino que cambiará, seguramente, el origen de los fondos.
Ahora con Trump, USAID aparentemente no será ese gusano en una fruta descompuesta, pero…la decisión del gobernante estadounidense no es eliminarla por completo, es jibarizarla y encabezar su acción bajo el mando del ultraderechista secretario de estado, el inmigrante cubano Marco Rubio en un proceso que permitirá seguir sirviendo a la casta política, militar y empresarial norteamericana.
Trump y sus planes para Gaza, sus ideas de comprar Groenlandia a Dinamarca, anexionar a Canadá, imponer aranceles contra todo aquel que se oponga a sus mandatos dictatoriales, sea enemigo, adversario e incluso aliados, es muestra evidente de la mentalidad y deriva absolutamente totalitaria de este multimillonario devenido presidente que se cree llamado, cual destino manifiesto a cambiar la cara del mundo de acuerdo con su visión mesiánica. Un político que cada día asimila su discurso a aquel que planteaba crear un gobierno de mil años, de dominar el planeta de acuerdo con su concepción expansionista, racista y de absoluto desprecio por el ser humano.
Donald Trump representa la cara visible, referencial de aquella hornada de políticos de ultraderecha, megalómanos, mitómanos, ignorantes respecto a la historia del mundo. Ambiciosos, con una claque de admiradores, que representan a aquellos seres no pensantes, sino que simples autómatas destinados a ejecutar lo que diga el “boss”. Libertarios, ultranacionalistas y nazis, sionistas y desvariados. “Todos revolcados en un merengue. Y, en un mismo lodo todos manoseados”.
Un Trump que habla de desplazar a la población palestina de Gaza pues es “inhabitable, un infierno, donde es imposible vivir”. Palabras que representan un crimen contra la humanidad, que lo hacen aún más cómplice de los crímenes del IV Reich Sionista, mientras a su lado sonreía, en forma bobalicona y despreciable, el auto material de los crímenes, del genocidio, de la destrucción contra Gaza, el criminal de guerra Benjamín Netanyahu.
El neonazismo sionista estadounidense israelí se dio en Washington un festín de palabrería infame, de deseos delictivos, de planes que pretenden imponer, incluyendo en ellos a gobiernos árabes que hasta ahora se han sometido genuflexos al imperio. Ideas que han merecido la repulsa generalizada, pero ello no es suficiente, se requiere unir voluntades, decisiones e imponer, de una vez por todas un sentido de humanidad y valentía para enfrentar esta alianza imperial-sionista. Esta política neocolonial que pasa por encima de todos nosotros. Se requiere que esos gobiernos timoratos, medrosos, indignos de esto que llaman la Europa comunitaria asomen algo de dignidad.
Requerimos crear una alianza mundial de carácter contraria a la política imperial-sionista. Apoyar a nuestros hermanos palestinos, libaneses, saharauis. Sostener una política de solidaridad activa con la resistencia de Asia occidental, llevar adelante una tarea de boicot a todo producto que lo mismo apoya al régimen nacionalsionista israelí, que sostiene las políticas anti migratorias de Trump.
Trump y su socio israelí representan el arquetipo del nazisionista en el sentido de combinar un proyecto político de dominio en amplios planos con valores absolutamente reaccionarios. Una política ultranacionalista: America First (Estados Unidos primero) por parte de Trump y la idea del gran Israel por el lado del criminal Netanyahu.
La alianza entre el imperialismo y el sionismo representa la conjunción de un tipo de concepción antidemocrática, militarista, que se opone a otras ideologías, consideradas antagónicas a su visión de mundo fundamentado en el poder unipolar. Son regímenes opresivos, donde el discurso único establece que todo aquel que no comulgue con sus ideas es un enemigo del país. La idea del multipartidismo es un simple maquillaje pues en un caso, Estados Unidos durante 250 años han vivido en el bipartidismo unívoco y en el caso de Israel su concepto de Estado nación judía fundamenta su existencia en una aparente teocracia (el judaísmo utilizado interesadamente) cuyo marco ideológico es el sionismo.
El ente nazisionista israelí es un peligro para nuestros pueblos, es el virus sion 48 que irradia toda su virulencia a diestra y siniestra y en ese plano, las advertencias sobre ese peligro deben ser permanentes. No podemos callar frente a tanto crimen, no es aceptable el silencio obsequioso y cómplice de los países europeos, por ejemplo, de aquellas sociedades que se dicen democráticas y que tanto gustan de rasgar vestiduras cuando se trata de los países del sur global a la hora de castigarlos, pero que callan en forma indigna y miserable cuando se trata de la entidad nacionalsionista judeo israelí.
Ambos regímenes, estadounidense e israelí, buscan la ampliación de su Lebensraum (su espacio vital), al estilo del régimen nacionalsocialista alemán, que les permita alcanzar su delirio de grandeza, anexionando territorios que no les pertenecen, ocupando, colonizando, exigiendo la venta de tierras o fusionar países, que en el caso de Trump implica presionar a Canadá, Dinamarca y cuando se trata del régimen judeo israelí, ejecutar crímenes de guerra y lesa humanidad para anexionar territorios en Palestina, El Líbano y Siria, fundamentalmente. Todo ello fundamentado en su mitología de considerarse pueblos elegidos por la gracia de algún dios exclusivo y excluyente. Esa narrativa tiene hoy a dos exponentes, el criminal de guerra y lesa humanidad, procesado y convicto sionista Benjamín Netanyahu y el lenguaraz, también procesado misógino y megalómano Donald Trump.
Notas:
- https://www1.folha.uol.com.br/internacional/es/mundo/2025/02/lula-critica-la-propuesta-de-trump-de-ocupar-gaza.shtml
- Tras ser votada la resolución N.º 181 de diciembre del año 1947 (recomendación de la partición de Palestina) la Haganá – organización terrorista de colonos judíos – comenzó a implementar el denominado Plan Dalet, con el objetivo de generar las condiciones, que permitieran la conquista del territorio palestino. La consigna que movía a esta organización paramilitar fue “ninguna colonia judía situada fuera de los límites del estado Sionista, definido por la Resolución N° 181 sería abandonada o evacuada y la Haganá hará todo lo que esté a su alcance para hostigar, atacar y destruir a toda aldea y pueblo palestino que se resista a abandonar el territorio” Tras la proclamación de la entidad criminal, en mayo del año 1948 y con ello el inicio de la Nakba, todas las aldeas palestinas entre Tel Aviv y Al Quds, incluyendo los barrios palestinos de Jerusalén tenían que ser conquistados según este Plan. El proyecto sionista de ocupación jamás consideró que la posibilidad de una Estado palestino.
- https://www.swissinfo.ch/spa/sheinbaum-opina-que-ee.uu.-%22es-mejor-que-cierre%22-la-agencia-de-cooperaci%c3%b3n-usaid/88825841
- https://www.europapress.es/internacional/noticia-musk-afirma-usaid-bola-gusanos-solucion-trump-acuerdo-cerrarla-20250203133431.
