por Raúl Ortiz Patiño
¡Vivos se los llevaron!
La Unidad Antisecuestros del Ecuador (UNASE), la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), Fiscalía y la Mafia, son nombrados en un angustioso relato por el padre de dos de los cuatro niños «desaparecidos» (¿secuestrados?) hace 13 días.
El padre de los niños Arroyo, refirió que militares de la FAE los aprendieron cerca del mall del sur de Guayaquil en un operativo contra los cuatro niños: Josué Arroyo de 14 años de edad, Ismael Arroyo de 15 (hermanos), Saúl Arboleda de 15 y Steven Medina de 11 años, respectivamente. Los niños estudiaban y jugaban fútbol y el 8 de diciembre salieron en la noche a participar de un encuentro deportivo y no han vuelto. El angustiado padre relata que un hombre no identificado lo llamó para informarle del caso. Que uno de los niños habló con él y pidió ayuda. Que luego los abandonaron en un paraje lejano, desnudos, presumiblemente por un grupo perteneciente a una de las «mafias» que pululan en estos barrios pobres de Guayaquil sin especificar cual. Y que la «Fiscalía conoce todo» hasta videos del «operativo».
Las preguntas que todos nos hacemos son:
¿Quiénes exactamente (nombres) se los llevaron?
¿Por qué se los llevaron de forma violenta y bajo qué cargos?
¿Dónde están cautivos si es que siguen con vida?
¿En manos de quién exactamente están o estuvieron; de los militares o la «mafia»?
¿Por qué, según relata el padre, aparecen vinculados militares y miembros de la mafia; cuáles son esos vínculos?
¿Si no están con vida en dónde arrojaron sus restos?
En todo caso, nos resistimos a aceptar un crimen tan horrendo en Ecuador.
¿Porqué las autoridades implicadas no informan con transparencia a sus familiares y la sociedad lo pertinente en un caso que se ha vuelto clamor nacional? Reaccionan con una rueda de prensa a los 13 días. ¡Inaudito!
¿Acaso las familias humildes de los barrios marginales de Guayaquil no tienen derecho a estar informados con oportunidad sobre la suerte de sus hijos?
Estás preguntas básicas necesitan una respuesta inmediata y clara al más alto nivel. Y debe ser transparente porque oportuna ya no es. Sus familiares pobres, sin influencias en un país corrompido deben saber la verdad, pese a que las instituciones de justicia, militares y de policía, por ciertos elementos en casos que han sacudido la opinión pública, se encuentran infectadas de corrupción hasta el tuétano. Entre los casos más notorios cito el de los «narcogenerales» denunciados por la Embajada Americana en el gobierno de Guillermo Lasso que no hizo nada al respecto, aunque les negaron la visa; el asesinato de María Belén Bernal por su esposo, el Teniente Germán Cáceres en la misma Escuela de Policía; el asesinato contra la Subteniente del ejército Aidita Ati en un recinto militar; la detención reciente de Julio César Miño, exjefe de la Policía Judicial de Guayas en servicio pasivo y el capitán de corbeta en servicio activo Galo Manuel Litardo García, involucrados en tráfico de drogas a España en grandes cantidades; y una larga lista de casos de miembros de la Policía principalmente involucrados en nexos con el narcotráfico.
Los familiares de los cuatro niños «desaparecidos» tienen derecho a ser informados cómo todo el país que está a la expectativa. No sé puede manipular el dolor de las familias de estos cuatro niños humildes o ensombrecer la información que un pueblo necesita conocer, más aún cuando se debate en una crisis de inseguridad pública creciente que lleva más de dos años consecutivos y que ha puesto a dos de sus ciudades, Durán y Machala, dentro del ranking de las más peligrosas del mundo y a todo el país como el más inseguro de la región.
Este caso ha vuelto a abrirnos dos heridas profundas. El de los hermanos Restrepo. Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo Arismendi, de 17 y 14 años de edad, respectivamente, desaparecidos el 8 de enero de 1988, hace 36 años, sin que hasta el momento se sepa dónde están sus cadáveres, luego de comprobarse que fueron asesinados por miembros de la policía, configurando un crimen de Estado y sus autores tampoco han sido detenidos o juzgados.
El otro suceso ocurrió en la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014, hace 10 años, en la ciudad de Iguala, Guerrero, por miembros de la Policía contra 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, México. Este execrable crimen de Estado que ha conmovido al mundo, tampoco hasta el momento ha sido esclarecido y sus principales autores detenidos y juzgados; además que sus restos, como los de los hermanos Restrepo, tampoco han podido ser ubicados en su totalidad.
Estamos en el gobierno del «Nuevo Ecuador» encabezado por el Presidente Daniel Noboa y ocurre la desaparición de 4 niños afrodescendientes de un barrio marginal del sur de Guayaquil llamado Las Malvinas en el que se encuentran vinculados militares de la FAE, miembros de la UNASE, la Fiscalía y nada se sabe al cabo de 13 días.
La sociedad entera debe unirse a este pedido que ya es de carácter nacional: ¡ Devuelvan a los niños de Las Malvina ya!
Presidente Daniel Noboa, por un día deje la campaña electoral que lo mantiene ocupado y respóndale al país sobre este pedido nacional. De no hacerlo, la historia lo pondrá en las páginas más oscuras del capítulo de lo repugnante e inhumano.