por Comandante Antonio García del Ejército de Liberación Nacional de Colombia
El 23 de noviembre, el diario El Tiempo, se refiere a los negocios en que se mueve, como pez en el agua, Álvaro Jiménez; «trabajo» que le ha permitido pasar como un «adalid de la paz», qué chistosa esta historia.
Lo curioso es que El Tiempo lo haga público, luego haberse anunciado en mi cuenta X, hace más de 5 meses.
En ese entonces, tanto Álvaro Jiménez como Otty Patiño, dijeron que se trataba de una calumnia.
Recordemos lo que escribí a principios de junio:
“La guerra siempre ha sido un buen negocio, y por tanto los traficantes de todo tipo se enriquecen con ellas. También la paz, cuando no es verdadera, es un buen negocio, hay personajes que aprovechan para enriquecerse. Ahora resulta que en los programas de «desminado humanitario» aparecen los oportunistas para hacer negocios lucrativos.
Álvaro Jiménez trabaja y es directivo de una ONG llamada ´Campaña Colombiana Contra Minas´ -CCCM-, que si bien renunció hace pocos días a esa ONG, sigue siendo de su junta directiva, pero devenga sueldo de la Oficina del Alto Comisionado de Paz. Ahora es quien dará los contratos por dos millones de dólares por parte de la Consejería de Paz a dicha ONG, y por tanto será un lucrativo negocio. O sea, entregándose contratos a él mismo dineros que vienen del Departamento de Estado de los EE-UU”.
No importa la tardanza de las «Empresas de la Comunicación» para abordar estos temas tan sensibles, pues al fin terminan dándonos la razón y calificando la objetividad de nuestras fuentes. No se trataba de «calumnias», sino de una información objetiva.
Ahora sí, podemos mirar qué dijo El Tiempo:
«Tras confirmar que María Victoria Patiño Jiménez, hija del comisionado de Paz, se desempeñó como jefe de prensa de esa ONG desde abril de 2018 a julio de 2024 (antes de saltar al Ministerio de Cultura), aseguraron que Jiménez seguía encargado de la parte internacional. De hecho, en un documento del 31 de marzo de 2023, este aparece recibiendo 562 millones de pesos de salario en esa ONG».
En esta cita de El Tiempo puede mirarse que en dicha ONG se da un interesante entramado familiar, o sea una «vocación» de familia.
Más abajo podemos leer:
«La ONG registra ingresos por cooperación por 22.409 millones en 2023, frente a 25.617 millones en 2022».
Montos considerables, por eso interesante la «vocación» por los negocios, pero no les queda bien hacerse pasar como «personas de paz», menos hacerse las víctimas.
El Tiempo también señala que dicha ONG tiene este tipo de «negocios» por desminados en Siria e Irak.
En Nariño tienen su «negocio», a lo mejor es más «redondo», pues además del desminado, se trata de coordinar que HH termine de organizar el grupo paramilitar de AUN (Autodefensa Unidas de Nariño); para luego entre las tres bandas: la de HH, las AUN y la Segunda Marquetalia que opera en Nariño, sean los «protectores» de las inversiones de las transnacionales mineras, una reedición de lo que han hecho Uribe Vélez e Iván Duque, ahora con un paramilitarismo reciclado de supuestos procesos de paz.
Es entendible, entonces, la proliferación de «grupos y grupitos», o de «bandas y banditas», para que en cada territorio haya guardianes de las inversiones de las transnacionales. Muy buena doctrina: Creación de Disidencias y que ruede la «paz territorial».
Podría colocar una adenda con lo dicho por Álvaro Jiménez:
‘El ELN busca asesinarme moralmente’.
Álvaro, es usted mismo quien se ha «auto asesinado» por su comportamiento amoral.
No hablo de suicidio, eso es para valientes.
Fuente: https://eln-voces.net/?p=13306