por Isabel Koifmann y Mario Pieri
“El Frente Amplio (FA) es un viejo conglomerado de fuerzas de izquierda, con vínculos profundos con el movimiento obrero, la intelectualidad y una ancha base popular, que nació como síntesis de ambiciosas aspiraciones de transformación tendencialmente socialistas. Si hoy, cinco décadas después, en las bases sociales, la militancia e incluso una parte no despreciable de su dirigencia esas aspiraciones siguen vivas, no es evidente la forma en que eso vaya a trasladarse a un eventual gobierno frenteamplista. Esto, porque el FA viene de hacer la que fue, con mucha distancia, la campaña más conservadora de su historia y porque anunció como ministro de economía a Gabriel Oddone, un economista que es uno de los principales intelectuales orgánicos del capital en el país.” (Gabriel Delacoste, “¿Qué se elige? “Brecha, edición 2032, 01/11/2024)
Ya lo sabemos todos, no hay una disputa por proyectos de país, Salle 1 no es un antisistema y el único acontecimiento político antisistema desde la perspectiva de los trabajadores fue el plebiscito de la seguridad social y el desenmascaramiento de las AFAPs cuyo único interés es el lucro.
Y si el plebiscito no triunfó fue porque esa maquinaria electoral que es el Frente Amplio, en especial la mayoría de su élite dirigente, se alejó de los principales movimientos sociales y se unió a la santa alianza del capital financiero y las cámaras empresariales para hacerle los favores a los dueños del poder económico, sumándose a la estrategia de acumulación por desposesión para mantener el sistema capitalista como decía David Harvey.
Tampoco el progresismo hizo una campaña contra el plebiscito que incluía en la Constitución los allanamientos nocturnos, como lo fue por ejemplo la campaña por el no a la Baja de la Edad de Imputabilidad en 2014 o la campaña contra el plebiscito Vivir Sin Miedo impulsado por el fallecido senador Larrañaga (partido Nacional) en 2019. Es que desde hace un buen tiempo desde que Eduardo Bonomi (fallecido dirigente del MPP y MLN) y su equipo se hicieron cargo del Ministerio del Interior hicieron parte del “consenso punitivo” a los sucesivos gobiernos del Frente Amplio.
En resumen, ninguna estrategia de acumulación en un sentido de transformación social, en fin, un reformismo sin reformas estructurales. No solo por no apoyar el plebiscito, sino tampoco apostar a la politización, desarrollo de la organización y conciencia de amplios sectores populares que desobedeciendo a sus jefes votaron por el Sí en un número cercano al millón (947.381 votos por el SÍ).
Tanto es así que los viejos dirigentes Tupamaros Jose Mujica y Lucía Topolanski en su balance de por qué el FA no ganó en primera vuelta y no logró mayoría parlamentaria en las dos cámaras declararon:
“El FA no llega porque la discusión del plebiscito se le atraviesa y desvía esfuerzos y energía” “cada sector tomó sus decisiones, y priorizar el plebiscito sobre el gobierno nacional restó energías a la meta de obtener el gobierno” (La Diaria, 28/10/2024).
“Hubo varias cosas. Una de ellas fue que los viejos partidos fundadores de la izquierda en Uruguay se enamoraron del plebiscito de la seguridad social y distrajeron mucha parte de su militancia no a la campaña electoral para luchar por el gobierno, sino para el plebiscito. Eso le bajó decibeles militantes al Frente Amplio”, dijo Mujica en referencia al Partido Comunista del Uruguay (PCU) y el Partido Socialista (PS) particularmente. (Montevideo Portal 31/10/2024)
Declaraciones que han sido una constante contra los sindicatos en estos dirigentes desde que se reconvirtieron “de las armas a las urnas”. 2
Que no se haya aprobado el plebiscito de la seguridad social es una derrota para los trabajadores, jubilados y sus aliados populares, es una derrota para los jóvenes que tendrán que trabajar 5 años más, y cobrar menos cuando se jubilen. Otra vez los jóvenes los más castigados en un país envejecido.
Afinemos el lápiz, en estas elecciones 285 mil personas no fueron a votar, 34383 solo votaron por los plebiscitos, 32356 votaron en blanco, 52750 anularon su voto, esto da un universo en el entorno de las 400 mil personas cerca de un 15% del padrón electoral, que equivalen a 4 senadores y 16 diputados, el porcentaje más alto desde el retorno a la democracia (datos tomados de la página web de la corte Electoral).
Esto es desencanto, da lo mismo uno que otro, y este es el mejor caldo de cultivo para el surgimiento de proyectos populistas autoritarios. No estamos lejos. Si el próximo gobierno no resuelve los problemas centrales, seguridad, educación, empleo, vivienda, que se resumen en un aumento de la desigualdad en el último lustro.
“Los cambios traen expectativas y, más allá de la moderación como pauta, hay un conjunto de expectativas muy propias de la izquierda que, si se traducen en un nuevo gobierno, van a pesar mucho en el presente. El fracaso de un próximo gobierno de izquierdas puede dar lugar a un giro a la derecha dura, fruto de la desilusión. No sería el primer país en el que suceda. Muchas veces la emergencia de gobiernos de ultraderecha ha tenido que ver con las expectativas incumplidas de gobiernos progresistas.” (Gerardo Caetano, entrevista de Leonardo Cardozo, Brecha N° 2031, 23/10/2024).
“No hay dos modelos de país” dice Oddone en el debate con Labat (ministro de economía si gana Delgado) y en seguida sale Fernando Pereyra (presidente del FA) a enmendarle la plana, “no hay dos proyectos de nación, pero sí dos modelos de país”.
No es un juego de palabras, Oddone es brutalmente sincero. Para Pereyra y la cúpula del Frente Amplio lo central es ganar el gobierno. Por eso hay una campaña para apropiarse de quienes votaron por el plebiscito de la seguridad social y no lo hicieron por las listas del Frente Amplio. Son unos 210 mil votos si se suman los que votaron a los partidos de la coalición de gobierno y el Sí, y los que solo votaron el Sí a la reforma.
Entonces prometen bajar la edad de jubilación a 60 años, llevar la jubilación mínima al valor del salario mínimo nacional, y eliminar el “lucro” de las AFAPs y esto mediante una negociación con todos los actores sociales (incluidas las cámaras empresariales por supuesto) y políticos. En definitiva, diluir/capitalizar en el terreno electoral la acumulación social que los trabajadores y los sectores populares hicieron en la campaña por el Sí a la reforma.
Es notorio un distanciamiento entre el Fa y las direcciones sindicales, con la aclaración de que la dirigencia sindical, en especial en el PIT- CNT, puede tomar distancia en tanto el FA es oposición y no pone en riesgo la gobernabilidad. Muy a su pesar, hicieron todo lo posible para involucrar al FA en el plebiscito y no lograron torcer su giro definitivo del FA hacia la democracia de mercado.
El dilema es cómo se le da continuidad a lo acumulado en la campaña por la recolección de firmas (430 mil) y los 947381 votos obtenidos el pasado 27 de octubre.
Construir una oposición programática de masas
Cómo darle continuidad a esta verdadera resistencia popular a los embates del capital. En primer lugar, darle continuidad a la deslegitimación de las AFAPs, no renunciar a la denuncia contra esta forma de apropiarse de los ingresos de los trabajadores.
“El modelo con AFAPs no cayó, pero quedó definitivamente en el banquillo de los acusados, hasta que llegue un elenco de políticos valientes empujados por el pueblo que lo extirpe de la seguridad social uruguaya en la que nunca debió estar.” (Adolfo Bertoni, Búsqueda, 30/10/2024).
Alimentar la desobediencia del 70 % de los votantes del FA pasa por no perder lo acumulado hasta ahora en esa mesa de negociaciones que será el diálogo social.
La ilusión de un posible acuerdo entre las clases no tiene prácticamente detractores públicos como consecuencia de las políticas de los gobiernos frenteamplistas que se han probado como eficientes administradores de las crisis en favor del capital. La aceptación de los consensos sociales, del pacto social como única posibilidad de acceder a medidas redistributivas se arrastra desde la pactada salida de la dictadura. Han abonado estas concepciones todos los sectores de la coalición de izquierda del país, incluso el PC y quienes dirigen el movimiento sindical y levantan el programa de clase para obtener mejores resultados en los espacios de negociación.
No asumir ningún compromiso que no pase por los tres ejes de la reforma plebiscitada, 60 años para jubilarse, jubilación mínima igual a salario mínimo nacional y eliminación de las AFAPs. No puede haber ningún pacto social que no contemple estos tres ejes. Y mantener la independencia de los movimientos sociales para movilizarse y buscar alternativas para seguir luchando por este programa. Comenzar a construir una verdadera oposición programática y de masas frente al gobierno, sea del signo que sea.
Ese programa debe incorporar la reversión de la desigualdad que ha aumentado sustancialmente en el último período perjudicando al 95% de la población como ha documentado un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración que afirma que “entre 2019 y 2023 la reducción total de la MRL (Masa de Remuneraciones Laborales) fue de aproximadamente 7440 millones de dólares, lo que equivale al 13.6% del PIB de 2019. En términos de masa salarial, la pérdida equivalió al 12.5%.” (FCEA-UDELAR https://fcea.udelar.edu.uy/blog/8161-una-recuperacion-desigual-masa-salarial-y-distribucion-del-ingreso-despues-de-la-crisis.html)
Y no caer en la trampa del “crecimiento económico” para luego distribuir que nos plantean los jefes frenteamplistas y sus asesores económicos, pues esa redistribución regresiva en favor del capital se dio en un momento donde hubo a una caída del PIB en los años 2020 y 2021. ¿Por qué esperar a crecer para distribuir?
Es evidente que aún no hay una correlación de fuerzas social y política necesaria para imponer tal giro, lo importante es no retroceder en lo que se ha logrado y seguir cuestionando a fondo el programa de las clases dominantes.
Notas
- Gustavo Salle, que se dice antisistema, candidato del partido Identidad Soberana. Obtuvo 65.000 votos, 2,7%, lo que le permite contar con dos diputados.
- En el libro Una Oveja Negra al Poder escrito por Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, Mujica refiriéndose a los sindicatos de la educación dice “Hay que juntarse y hacer mierda a los gremios (de la enseñanza), no queda otra. Ojalá logremos sacarlos del camino.”
Imagen: Mujica, con una urna , empujando al candidato del FA, Orsi. Junior https://www.busqueda.com.uy/