El 13 de noviembre fue aprobado el Tratado Chile-Unión Europea, bajo la suma urgencia impuesta por el gobierno del Presidente Boric y por Ursula von der Leyen de la Comisión Europea. Se trata de un claro indicador del sometimiento neocolonial de Senado y gobierno, impulsores de una tramitación escandalosa por su carácter antidemocrático, frívolo y superficial. Con esta votación express o de fast track se permitió ceder la soberanía del país y alinear a Chile tras la OTAN y una Europa decadente.
El tratado asegura la transición energética europea regalando el litio, el agua y energía en forma de hidrógeno verde, e ignorando la destrucción de la naturaleza y la generación de nuevas zonas de sacrificio. Las políticas públicas quedan subordinadas a la inversión, y se pone en riesgo la soberanía alimentaria y la autonomía energética de nuestro país. Los senadores votaron por perpetuar y profundizar el modelo extractivista y neoliberal vigente que no da respuesta a las demandas sociales, sindicales y ambientales, y genera más cesantía y dependencia, como se ve en el reciente cierre de Huachipato.
Sólo el calor del estallido y la revuelta popular permitió en otros tiempos que las organizaciones movilizadas pusiéramos en jaque el Senado y detuviéramos por dos años la aprobación del TPP. Como rescoldo de aquello, en 2023 hubo diez votos en contra de senadores que hoy cambiaron de bando. La aprobación del Tratado con la Unión Europea tiene lugar en momentos de profundo descreimiento de los ciudadanos y ciudadanas agobiados por las alzas, los incendios, las leyes de gatillo fácil, la falta de vivienda, los hospitales sin medicamentos, y los liceos sin condiciones mínimas para la educación. Es un hito que marca y profundiza la distancia entre la clase política, y las y los trabajadores y las comunidades que no lo olvidarán a la hora de votar.
Al examinar los pasos de esta tramitación, se revela claramente que el senado está secuestrado por los intereses del gran capital y de las corporaciones nacionales y transnacionales, y sus intereses geopolíticos y comerciales. Concluimos que el senado es una institución que debió desaparecer en 2022, tiene la peor evaluación ciudadana, y quedó en pie sólo por la campaña mediática y financiera levantada por el rechazo a la convención constitucional ese año. Pero los días del senado y de estos políticos están contados aunque ellos nuevamente no lo vean venir… Representan una institucionalidad elitista, privilegiada y descompuesta, sorda a la voluntad ciudadana e indiferente a los reales problemas de las comunidades. Ninguno de sus partidos puede ser alternativa al fascismo ya que precisamente fortalecen esas tendencias al ignorar las demandas de los sectores populares por salarios y previsión justa, por vivienda, educación, por agua, salud y respeto a los seres vivos y su entorno. El Partido Comunista no escapa a ese secuestro neocolonial ya que en el senado sus representantes optaron por abstenerse o ausentarse, como hicieron en la Cámara de Diputados, donde sí hubo algunos votos dignos de diputados.
Esta elite gobernante habita el país de los privilegios, con “izquierda” y derecha unidos como facilitadores de los intereses empresariales. Están desconectados de la realidad, sosteniendo que tenemos valores compartidos con una Unión Europea que está en recesión y se prepara para la guerra. Este “socio” ha dejado de lado los derechos humanos y es cómplice del genocidio contra Palestina que lleva adelante Israel apoyado por Estados Unidos.
Junto a las y los trabajadores y los movimientos sociales, Chile Mejor sin TLC seguirá demostrando que los tratados operan como un pilar del modelo implantado por los poderosos, y buscando nuevos caminos para dificultar su avance, siempre atentos a las necesidades de los pueblos.
Son tiempos de crisis ecológica planetaria y de profundas disputas por la hegemonía global. Las clases dominantes han elegido un camino contrario a nuestra historia, pero las y los trabajadores y las comunidades no hemos votado en favor de ese tratado que carece de toda legitimidad democrática. Seguiremos denunciándolos y exigiendo se auditen con seriedad los impactos que generan estos mecanismos de dominación.
¡Nuestros acuerdos son con las organizaciones de América Latina y el Caribe!
¡A fortalecer las economías populares!
A fortalecer la soberanía alimentaria y una economía productiva con propiedad social!
¡A defender los derechos de las comunidades y la naturaleza!
¡El agua, la vida y la paz valen más que los negocios!
Chile Mejor sin TLC