por Manuel Acuña Asenjo
ELECCIONES
Durante los días 26 y 27 de este mes se realizarán, en Chile, elecciones de alcaldes, regidores, gobernadores y COREs a las que han sido convocados —obligatoriamente—todos los ciudadanos del país. En esos días se elegirán 16 gobernadores, 345 alcaldes, 2.252 concejales y 302 Consejeros Regionales o COREs. Una verdadera apoteosis eleccionaria.
Para el desempeño del cargo de Gobernador, se han presentado 101 candidatos, casi siete veces los cupos a llenar; para disputar los sillones edilicios (345), 1.573 personas. No sabemos cuántos aspiran a ser electos concejales ni Consejeros Regionales o COREs. En todo caso, conocemos el número total de candidatos sobre cuya aprobación ha de recaer el pronunciamiento de los electores —17.189—, cifra ampulosa, que invita a la reflexión, a inquirir las causas de tan copioso flujo y que un analista vincula al irrefrenable deseo de disponer de mayor poder: “El presupuesto de algunos municipios sobrepasa el de muchas reparticiones públicas. De allí que exista tanto interés en la política por convertirse en alcalde o concejal. Lo mismo provoca ser gobernador o delegado presidencial en nuestras múltiples regiones”.
SIGNIFICADO DEL PROCESO
El proceso eleccionario de octubre tiene un significado: nos conduce a examinar críticamente lo que es la democracia representativa, forma de gobierno establecida por la constitución vigente que contempla, como elementos esenciales, la separación de ‘poderes’, existencia de partidos y realización periódica de elecciones libres, secretas e informadas. Y es aquí donde comenzamos a encontrar dificultades. Porque en Chile la separación de poderes no es tal, sino una entelequia que la ciudadanía acepta de buen grado. ¿Acaso ignoramos que el presidente de la nación puede nombrar y destituir jueces, que el Parlamento interviene en el proceso de nombramiento de jueces quienes a su vez pueden quitar el ‘fuero parlamentario’ a los congresales? ¿No sabemos, acaso, que los distintos ‘poderes’ del Estado se inmiscuyen abiertamente en los asuntos privativos de otros, que la nominación del Fiscal Nacional se realiza por ‘acuerdo’ de los distintos ‘poderes’ del Estado, que las intervenciones para favorecer los intereses de algunas personas —en sus relaciones con las distintas instituciones públicas (‘lobby’)—no solamente se aceptan, sino se encuentran reguladas por ley? Es una falsedad sostener que, en Chile, hay separación de poderes. No la hay. Existe interacción e interdependencia entre aquellos, reguladas por la misma constitución. Porque es la constitución la que establece tal relación y no una separación. La organización de una ‘casta’, a la que hemos denominado ‘élite política’ —que opera como verdadera ‘maffia’, repartiéndose entre sí lo que podríamos llamar ‘botín del Estado’— es la consecuencia de una democracia que no es tal.
La designación de las ‘autoridades’ se realiza en actos eleccionarios controlados por una partidocracia que concibe la participación ciudadana como el deber del ciudadano a concurrir a los locales de votación y sufragar por candidatos que no ha elegido, en fechas también impuestas desde la cúspide del mando.
El sistema de selección de autoridades es eleccionario. Por ende, competitivo; tremendamente acorde al modelo neoliberal impuesto por la dictadura en 1978, y vigente hasta nuestros días. El pueblo chileno debe acudir a competir en esos torneos electorales para así legitimar la conducta de quienes resulten elegidos y robustecer, de esa manera, la vertical estructura de la sociedad. Generalmente ha de votar por el ‘mal menor’, es decir, por quien cuya administración podría ocasionarle un perjuicio también menor.
PANORAMA QUE PRESENTAN LAS ELECCIONES DE OCTUBRE
Podría pensarse que las elecciones de octubre ofrecerían un panorama diferente al electorado, un panorama que le hiciese creer en una mejora substancial del sistema de gobierno. Al parecer, ello no sucederá. Hay síntomas que advierten un empeoramiento de la situación. Describamos, brevemente, algunos:
1. Desprestigio creciente de la ‘élite política’
El desprestigio de la ‘élite política’ es de tal magnitud que gran cantidad de votantes ha decidido rechazar las listas de candidatos propuestas por aquella. No es algo que desconozca ese estamento. No por otro motivo ha aceptado la formación de listas de ‘independientes’, tanto bajo la tutela de partidos como postulaciones apoyadas en ‘patrocinantes’ cuyo número debe ser “[…] igual o superior al 0,5% de los que hubieren sufragado en la anterior elección periódica de Diputados […]”
En agosto, las cifras entregadas por CADEM hacían suponer que, a lo menos, el 20% de los votantes sufragaría por personas independientes, en tanto otra publicación señalaba que “[…] en las próximas elecciones de octubre, más de la mitad de los candidatos que se presentarían serían independientes. De un universo de 17.189 postulantes, 9.226 no están afiliados a ningún partido político, lo que representa un 53,7% del total. Este fenómeno es aún más impactante cuando se considera que, si excluimos a los 769 independientes fuera de pacto, los candidatos independientes inscritos por los partidos aún constituyen más de la mitad de los postulantes en los pactos, alcanzando un 51,5%”.
Sin embargo, la circunstancia de ser un candidato ‘independiente’ no es garantía para el votante; ni siquiera el hecho de existir “[…] un listado donde predominan los inscritos sin militancia en ningún partido político (69%), y donde el 76% de los participantes son hombres”.
La razón es simple: parece difícil que los partidos estén dispuestos a confeccionar listas de candidatos independientes que vayan a actuar en contra de sus intereses.
2. Notoria presencia de candidatos vinculados a miembros de la ‘élite política’
El nepotismo es uno de los rasgos más distintivos de las elecciones en Chile. Porque si bien la ley no prohibe tales prácticas debe entenderse permitido su empleo, pues la desvergüenza es parte de la función política.
“La práctica de impulsar nombres emparentados con autoridades, que no es ilícita, es algo que volverá a aparecer en los próximos comicios de octubre, entre las más de 17 mil candidaturas aprobadas para los cargos de alcalde, concejal, consejeros regionales y gobernadores regionales”.
Así, los apellidos se repiten una y otra vez. Y cuando no lo hacen, aparecen los vínculos familiares, el marido, la cónyuge, el hermano de uno de ellos, el primo, sobrino, en fin.
3. Escaso respeto a la ciudadanía y, en consecuencia, a las promesas empeñadas
La falta de respeto hacia la ciudadanía y el pronto olvido de la palabra empeñada es consustancial a esta fase del proceso eleccionario. Dijo el presidente de la República, hace un tiempo atrás: “Nos queda un año y medio de gobierno, y acá se gobierna hasta el final“.
Eso no va a ocurrir. Quienes ocupan hoy ciertos cargos van a postular, a pesar de esa promesa; y dentro de los más probables, Antonia Orellana, Nicole Cardoch, Maya Fernández, Manuel Monsalves, Jeanette Jara, entre otros.
4. Falta de prolijidad en la selección de los candidatos
Esa falta de respeto hacia la ciudadanía se advierte, también, en la escasa prolijidad que han tenido los partidos en la selección de los candidatos. Muchos de los elegidos han tenido problemas con la justicia, son bribones, o han dejado de cumplir obligaciones que impone la ley. Uno de esos casos “[…] era no ser deudor de pensiones de alimentos debido a la inhabilidad que contempla la ley 14.908.
La legislación establece inhabilidad ‘a deudores morosos de alimentos para asumir o ejercer determinados cargos públicos y de elección popular, así como para ser candidato a estos últimos’, es decir, a quienes figuren en el Registro Nacional de Deudores de Pensión de Alimentos”.
No se han encontrado solamente casos de deudores de pensiones alimenticias; también los hay de violencia intra familiar VIF, como el que afecta al hijo de la diputada Gloria Naveillán (UDI), José Ignacio Cortés Naveillán; apoyan el comercio ilegal, como el candidato a concejal (RN) Anthony Mella en Quinta Normal o destruyen memoriales, como el candidato republicano Carlos Vega Cifuentes.
5. El vicio de la reelección
Las elecciones de octubre también se caracterizan por la continua repetición de nombres, lo que, por supuesto, no es casual: oculta el deseo irracional de ser reelegido que acomete a algunas autoridades, su ansia irrefrenable de no dejar de ejercer cargos de importancia, la necesidad imperiosa de seguir gozando de prebendas que otros no poseen. No debe sorprender que, para lograr esos objetivos recurran hasta adoptar actitudes ridículas. Un escritor los retrata de la siguiente manera: “En estas elecciones, postulan las mismas caras, cubiertas de menjunjes, cirugías estéticas y falsas sonrisas. Expuestas en el Mercado Persa o en la farándula, saben cómo hacer guiños, morisquetas y mostrar los dientes. Sean de verdad o una placa postiza”.
Pero no son los únicos en insistir en una reelección. Los hay, también, quienes una vez participaron en la Convención Constitucional y hoy reivindican su derecho inalienable a participar en estas justas electorales. No constituyen solamente a una tendencia. Por el contrario, pertenecen a muchos partidos. Citemos para tal efecto únicamente unos pocos nombres: Rodrigo Logan (PSC), Luciano Silva (PSC), Miguel Angel Botto (INN), Constanza Schönhaut (FA), Carol Bown (UDI), Paulina Veloso (ex RN), Cristóbal Andrade (ex Lista del Pueblo), Luis Barceló (PPD), Isabel Godoy (PC), Maximiliano Hurtado (PS), etc.
Pero esto es solamente el comienzo. Para las presidenciales, la repetición está presente en los nombres de Michelle Bachelet, Evelyn Matthei y, recientemente, en Eduardo Frei Ruiz-Tagle, lo que evidencia, desde ya, no solamente la carencia de candidatos con peso publicitario sino, además, el rotundo fracaso del proyecto de aquellos jóvenes que en 2011 prometían cambiarlo todo: hoy en día actúan como si fuesen la reproducción ampliada de quienes antes criticaban.
6. Vigente uno de los más grandes escándalos municipales de la historia del país
No deja de ser llamativa la circunstancia que las elecciones de octubre se realicen en medio de uno de los escándalos municipales más grandes de los que tiene memoria la historia de la nación. Un estudio realizado por el ‘thinktank’ de Enrique Correa ‘Imaginacción’, referido a la corrupción en las municipalidades del país, señala que hay “[…] un total de 67 comunas con denuncias por malversación de recursos públicos, con una cifra total de fondos involucrados que asciende a la asombrosa suma de $431 mil millones. Este monto refleja una cantidad significativa de recursos que han sido desviados o utilizados de manera indebida, generando una serie de casos que han captado la atención mediática”.
7. Irregularidades en los padrones electorales
Por si fuera poco, una de las irregularidades más manifiestas que han presentado las elecciones a realizarse a fines de octubre lo representa lo que podríamos llamar ‘inflación de votantes’ en varias comunas de la nación. En verdad, se trata de comunas en donde los votantes, a instancias de los partidos, han ejercido su derecho a cambiar de domicilio electoral con tal torpeza (o mala intención) que convirtieron comunas con escaso número de habitantes en lugares de gran afluencia de votantes.
Según un analista, “Un total de 19 comunas en Chile registran más electores que habitantes, según el último padrón dado a conocer por el Servicio Electoral (Servel). En 17 de ellas el problema se viene arrastrando desde elecciones anteriores, pero en este nuevo padrón se suman dos a la lista: Tortel (en la Región de Aysén) y San Gregorio (en la Región de Magallanes)”.
No son los únicos lugares en donde se han producido irregularidades. También esta situación se ha dado en el norte del país. El deseo de acaparar la mayor cantidad de cargos posibles, incluso aquellos que impliquen un modesto ejercicio del poder total, está presente en todas partes.
“Varias de estas comunas registran en el actual proceso aumentos de votantes fuera de lógica. Un ejemplo es Ollagüe, un villorrio de menos de 300 habitantes, pero que hoy tiene más de 100 nuevos inscritos, con un total de 1.419 votantes. Algo similar ocurre en Sierra Gorda, también en la Región de Antofagasta, donde el padrón creció desde 1.935 electores en 2023, a 2.632 en 2024. Sierra Gorda, por cierto, tiene solo 1.800 habitantes”.
Esta falencia no ha sido aún superada, según lo consigna recientemente una denuncia de ‘El Mostrador’.
8. Votantes despolitizados
Este rasgo no es nuevo. Se ha hecho presente constantemente a lo largo de la historia política de la nación. Pero en estos años ha adquirido gran notoriedad. Hay muchos factores que lo explican. Algunos de ellos son la falta de participación en los asuntos de la comunidad, la concentración del poder en pocas manos, la existencia de ‘elites políticas’ que se autoconceden privilegios y puestos de trabajo, todo ello separa a vastos contingentes de personas de la ‘cosa pública’ a la que ven como algo ajeno, asunto de otros y otras.
“Su más frecuente actividad de manifestación política es ‘dar like a funas relacionadas con temas sociales o políticos’, superando el ‘manifestarse en la calle o pertenecer a organizaciones’, según una encuesta UDP. Son una generación de pensamiento liberal, individualista, y con poca participación en partidos (a pesar de que el Partido Social Cristiano toma terreno entre ellos). ‘Falta una capacidad de poder aunar todas las consignas en un horizonte común’, reflexiona Catalina Lufin, expresidenta de la Fech”.
Sin embargo, hay algo peor: el pernicioso efecto que la forma de acumular heredada de la dictadura ha hecho en la juventud chilena pues, de acuerdo a una nueva encuesta que CADEM adelantó al periódico citado, “[…] un 68% de los jóvenes afirma que ‘el dinero hace la felicidad’”.
POSIBILIDADES DE CAMBIO
El panorama no es alentador para el votante. ¿Podría alguien suponer, con certeza, que los elegidos van a actuar de manera diferente a quienes les han precedido? ¿Quién puede afirmarlo? Por el contrario, los hechos nos inducen a suponer que en estas elecciones las posibilidades de cambio se encuentran notablemente disminuidas. Y al parecer no sucederá de modo diferente en las que han de realizarse el próximo año. La reproducción de la sociedad, tal cual está concebida por los sectores dominantes, se muestra tan manifiesta que solamente un incauto podría tener expectativas. Más aún: quienes creyeron en las promesas del Frente Amplio, deberán acostumbrarse a pensar en un candidato presidencial de la vieja Concertación, de la que ha devenido aquel en su versión corregida y aumentada. Y suponer que después de ese desempeño, Boric pueda repetirse; y luego otros despojos de la vieja Concertación. And so one. Y es que la labor de este Gobierno, desde un comienzo, no ha sido sino la recomposición del Estado burgués.
A contrario de lo que sucede a veces con el dinero (que viene del cielo), los cambios solamente se harán posibles si existe voluntad política de llevarlos a cabo. Y ésta jamás se hará presente sin personas decididas a hacerlos realidad.
Una voluntad de esa naturaleza no se manifiesta en actitudes como las que evidencian quienes, tal como están las cosas, creen posible seguir acatando llamados a sufragar. Porque la cuestión pasa por resolver una primera incógnita: qué buscamos con la emisión del voto. ¿Queremos o no cambiar la sociedad? Entonces, ¿por qué no lo hacemos nosotros mismos? ¿Por qué le encargamos esa tarea a otros a través de una votación? ¿Es la elección de representantes, tal cual está concebida, un sistema justo? Si lo es, ¿debemos aceptar que sean otros quienes nos impongan los candidatos? ¿Concurriremos a votar por ellos, como becerros, al son de la campanilla de la madrina? Y lo peor: ¿lo haremos, a sabiendas de lo que está sucediendo al interior de la escena política nacional? ¿No es esta decisión, acaso, un problema de dignidad?
Es cierto que por motivos de fuerza mayor hay quienes no asistirán al llamado a sufragar: se abstendrán. Y al hacerlo eludirán la obligación que al resto de la población se nos impone. Sin embargo, nos queda, en consecuencia, un último acto de rebeldía: anular, acto político que permite deslegitimar el proceso eleccionario. Si el desprestigio de la ‘escena política’ es tal, tanto el voto nulo como el de la abstención deberían ser los únicos ganadores en esa contienda a la que se nos obliga a participar.
Una actitud de esa naturaleza sería una digna respuesta a este desolador panorama y un elocuente respaldo al reciente llamado formulado por algunas organizaciones sociales a realizar “[…]una jornada de protesta popular en conmemoración de los cinco años del alzamiento popular ocurrido en Chile en 2019”.
Pequeñas actitudes, modestas decisiones, cuando se hacen costumbre, constituyen fuerza social y se convierten en formas o modos de comenzar a levantar una alternativa.
Notas:
Equipo Multimedia EMOL: “Oficial: La nómina completa de todos los candidatos inscritos para las elecciones de gobernadores regionales”, EMOL, 11 de septiembre de 2024.
Equipo Multimedia EMOL: “Comuna por comuna: El listado de todos los candidatos que buscarán llegar a las alcaldías de Chile”, EMOL, 13 de septiembre de 2024.
Cárdenas, Juan Pablo: “De elecciones y fraudes municipales”, ‘El Clarín’, 23 de septiembre de 2024.
¿Es posible suponer, siquiera, una elección ‘libre, secreta e informada’ con más de 17 mil candidatos elegidos por personas ajenas a los votantes?
Vega, Matías: ““Cadem: 20% votará por independientes, superior a apoyo de candidatos de cualquier partido”, Radio Biobío, 18 de agosto de 2024.
Munita, Roberto: “Independientes in the pendiente”, ‘El Libero’, 15 de agosto de 2024.
Monrroy Eduardo y Palacios Jorge: “Candidatos parientes de autoridades, la práctica que reaparece en las elecciones municipales de octubre”, ‘The Clinic’, 01 de septiembre 2024
Paillal, Bárbara: ““Cuenta regresiva para Jara, Orellana, Monsalve y otros: el dilema entre competir en las Parlamentarias o continuar en el Gobierno”, Radio Universidad de Chile, 25 de agosto de 2024.
Lillo, Daniel: “Candidatos ‘papito corazón’: La crisis que sacude a la derecha tras rechazo de 109 candidaturas”, ‘El Mostrador’, 12 de agosto de 2024.
Henriquez, Etiam: “Cercano a Mario Desbordes: Candidato cercano a Mario Desbordes promueve el comercio ilegal en Quinta Normal”, ‘El Ciudadano’, 01 de octubre de 2024.
Garib, Walter: “Todas íbamos a ser reinas”, ‘El Clarín’, 12 de agosto de 2024.
Monrroy, Eduardo: “La segunda oportunidad de los 23 exconvencionales que volverán a disputar una elección en octubre: ‘Tenemos el derecho a seguir en política’”, ‘The Clinic’, 04 de septiembre de 2024.
Palacios, Jorge: “Candidatos repetidos: las causas de la falta de relevo en la política chilena”, ‘The Clinic’, 24 de agosto de 2024.
Molina Araneda, Jorge: “Máxima corrupción: La malversación por 431 mil millones en 67 municipalidades”, ‘El Desconcierto, 02 de septiembre de 2024.
Ascencio Ojeda, Cristián: “Inflación de votos: 19 comunas registran hasta cinco veces más electores que habitantes”, ‘El Mostrador’, 09 de agosto de 2024.
Ascencio Ojeda, Cristián: Trabajo citado en (14).
Cárdenas Guzmán, Andrés: “Viven 500 y votan 700: denuncian presencia de funcionarios ‘foráneos’ en padrón electoral de Tortel”, ‘El Mostrador’, 01 de octubre de 2024.
López, José: “Radiografía política de los jóvenes entre 18 y 25 años: un 58% se declara de centro o apolíticos y reconocen falta de ‘una nueva bandera de lucha’”, ‘TheClinic’, 07 de agosto de 2024.
López, José: Citado en (16).
Redacción: “Octubre caliente: Convocan a jornada de protesta popular a cinco años del estallido social”, ‘E Clarín’, 30 de septiembre de 2024.