por Antonio Abal O.
La batalla comunicacional para debilitar al enemigo se encuentra en pleno desarrollo en Bolivia. Cuando hablamos de “batalla comunicacional” nos referimos a la guerra librada para conquistar la mente de ciudadanos y ciudadanas, como sostiene José Pablo Feinmam : “Lo que hay que quitarle al hombre para someterlo es la conciencia”. Esta cita del filósofo argentino tiene correspondencia con la afirmación de Sun Tzu (año 500 a. C.), “El ataque no consiste (…) en el asalto a ciudades amuralladas o en disponer ordenadamente el avance de las tropas; debe incluir el arte de acometer contra el equilibrio mental del enemigo”. Debemos puntualizar, que consideramos como central en el proceso de comunicación el discurso, ese elemento movilizador que precisa un auditorio o más propiamente una “masa crítica” que será la víctima del “desequilibrio mental”.
“Para poner en términos sencillos la masa crítica son los ‘oídos receptivos’ que tienen ciertas características para su conformación, en términos de la física es la ‘Cantidad mínima necesaria de materia combustible para producir una reacción nuclear en cadena’ (Explosión nuclear). Entonces aplicado este concepto a la sociedad, la masa crítica es la ‘cantidad mínima de personas necesarias para que un fenómeno concreto tenga lugar, así el fenómeno adquiere dinámica propia que le permite sostenerse y crecer’. Este fenómeno tiene como elemento central el proceso estímulo-respuesta planteado por la comunicación persuasiva y que se manifestó claramente en los sucesos del año 2019. La “masa crítica” del año 2019 fue identificada en cuatro sectores: a) las iglesias evangélicas y la iglesia católica b) La clase media, c) Los Comités Cívicos y d) Las universidades”1
Esta “masa crítica” esta nuevamente siendo activada con los mismos discursos y contra el mismo destinatario: Evo Morales. Se intensifica el ad hominem (argumento que va dirigido contra la persona y no contra sus argumentos, en este caso su gobierno).
La estructura colonial boliviana cuya característica racista ha quedado desnudada en los aciagos meses de octubre-noviembre del 2019, nos confirma la existencia de una “masa crítica” histórica y que es la que detentaba el poder económico-político. Desplazada, como fue en el año 2005, del poder político; hoy disputa el poder, recuperado momentáneamente en el 2019, con ese sujeto colectivo que emergió desde la memoria histórica. La fuerza y consistencia de este movimiento no pasó desapercibida para los observatorios de los poderes imperiales, que lograron penetrar en el seno mismo del movimiento para desde allí comenzar la tarea de zapa para destruirlo.
Como bien sabemos las batallas políticas hoy se libran en el mundo del cerebro y más específicamente en los sentimientos, por eso los discursos se alejan de lo político para incursionar en los temas “delicados” de la vida cotidiana. No es raro entonces que las formas de lucha política sean traducidas a problemas conyugales, de infidelidades, acoso de todo tipo y como hoy marca la agenda setting; el estupro y la trata de personas. Esta guerra “para ganar la mente de las personas” no tiene límites, pues se trata de anular a la persona y para esto el desprestigio personal es el objetivo.
Las opiniones de pre-candidatos a presidente del país, hacen su festín gracias a la agenda setting, amplificando el discurso y añadiendo mayores elementos como las “orgías en una casa en la frontera con el Brasil” que supuestamente organizaba el ex presidente, por supuesto sin presentar algún argumento de prueba de su afirmación, de lo que se trata es de acrecentar la trama morbosa de la “masa crítica” dispuesta al consumo ansioso de todos los pormenores que sean posibles, lo que además le añade presencia mediática para su potencial candidatura.
Esta descripción que hemos realizado, no tiene la intención de defensa del ex presidente Morales, que como vimos tiene un abultado equipo de abogados que romperán adargas por él. A nosotros nos interesa el nuevo campo de acción política, que hoy nos ayuda a comprender mejor la tensión colonial dentro del “Estado aparente”.
Nuestra sociedad ha perdido su cualidad de generar pensamiento crítico, la emoción ha reemplazado a la razón. Este es un fenómeno deseado e impulsado por el pensamiento único que ha convertido en realidad la amenaza zombie. Resulta paradójico que demostremos asombro por el avance de la robótica y no darnos cuenta que ya somos parte de ese experimento.
1 Antonio Abal O. De Pizarro a Evo Morales, Historia, Comunicación y Golpe de Estado.